La celulitis y el lipedema son dos de los trastornos que afectan la piel y el tejido subcutáneo, y a menudo se confunden debido a que comparten síntomas similares. Sin embargo, son dos condiciones muy diferentes que requieren diagnóstico y tratamientos distintos. Aquí vamos a hablar sobre la diferencia que hay entre estas dos afecciones, que son similares, pero a su vez muy distintas.
Cómo saber la diferencia entre lipedema y celulitis
La celulitis y el lipedema son dos condiciones que pueden presentar síntomas similares, lo que puede dificultar su diagnóstico preciso. Es importante aprender a distinguirlos para poder recibir un tratamiento adecuado. A continuación, se presentan algunas diferencias clave que pueden ayudar a determinar si se está experimentando celulitis o lipedema:
- Apariencia: La celulitis se caracteriza por una apariencia de piel de naranja, con hoyuelos y bultos en la piel. En cambio, el lipedema se presenta como una acumulación simétrica de grasa en las piernas, caderas y/o brazos, que puede ser dolorosa al tacto.
- Distribución: La celulitis puede aparecer en cualquier parte del cuerpo donde haya tejido adiposo, mientras que el lipedema se concentra en zonas específicas como las piernas, caderas y brazos.
- Progresión: La celulitis puede desarrollarse rápidamente y empeorar con el tiempo, mientras que el lipedema se desarrolla gradualmente y suele empeorar con el tiempo.
- Dolor: El lipedema puede ser dolorosa al tacto, mientras que la celulitis no lo es.
- Factores de riesgo: La celulitis suele estar asociada con factores como la mala circulación, la retención de líquidos y la obesidad, mientras que el lipedema se relaciona con factores hormonales y genéticos.
Al comprender estas diferencias, es posible determinar si se está experimentando celulitis o lipedema y tomar medidas para tratar cada afección de manera efectiva.

¿Qué es la celulitis?
La celulitis es una afección que afecta principalmente a mujeres y se caracteriza por la acumulación de tejido graso debajo de la piel, lo que crea una apariencia de hoyuelos en áreas específicas del cuerpo. La celulitis puede aparecer en varias partes del cuerpo, incluyendo los muslos, las caderas, los glúteos, el abdomen y los brazos. Se cree que la celulitis es causada por una combinación de factores como el exceso de grasa, la falta de actividad física, la mala alimentación, el estrés y la genética. Aunque no es considerada una enfermedad, muchas personas buscan tratamientos para reducir su apariencia.
¿Qué es el lipedema?
El lipedema es una afección crónica y progresiva que se caracteriza por la acumulación excesiva de tejido adiposo en las extremidades, especialmente en las piernas y los brazos. Aunque se desconoce la causa exacta del lipedema, se cree que puede estar relacionado con factores hormonales, genéticos y otros factores de riesgo, como la obesidad o el sedentarismo. Esta afección afecta principalmente a mujeres y puede ser dolorosa y debilitante. A menudo se confunde con la celulitis, pero es importante diferenciar entre ambas afecciones para un diagnóstico y tratamiento adecuados.
Diagnóstico y tratamiento de celulitis y lipedema
El diagnóstico de la celulitis y el lipedema se realiza mediante la observación clínica y la evaluación del historial médico del paciente. Para la celulitis, el médico examinará la piel y buscará signos de inflamación, dolor y enrojecimiento. En algunos casos, se puede realizar una biopsia de piel para descartar otras condiciones.
En el caso del lipedema, el diagnóstico se basa en la apariencia típica de la acumulación de grasa simétrica en las extremidades inferiores, con preservación de los pies. La evaluación puede incluir pruebas de imagen como ecografías o tomografías computarizadas para descartar otras condiciones.
En cuanto al tratamiento, la celulitis se puede tratar con cambios en el estilo de vida, como una dieta saludable y ejercicio regular, así como con la aplicación de cremas tópicas y otros tratamientos estéticos. En casos más graves, pueden ser necesarios antibióticos y otros tratamientos médicos.
En el caso del lipedema, el tratamiento se enfoca en controlar los síntomas y prevenir la progresión de la enfermedad. Se pueden utilizar medias de compresión, drenaje linfático, ejercicio y cambios en la dieta para ayudar a reducir la inflamación y mejorar la circulación. En algunos casos, la liposucción puede ser efectiva para reducir la grasa acumulada.